Siguiendo la ruta de los cátaros a través de los Pirineos

Peregrinos y senderistas siguen la misma ruta de 220 km desde Francia hasta España.

Hoy en día, peregrinos y senderistas siguen los pasos de los primeros 200 cátaros que huyeron de los cruzados por la misma ruta de 220 kilómetros. Foto: Manuel Meyer/dpa/tmn [ Ver fotogalería ]

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Por Manuel Meyer (dpa)

En la Edad Media, los cátaros del sur de Francia se vieron obligados a escapar de la persecución religiosa huyendo por los Pirineos hasta Cataluña. Caballeros del norte de Francia y Alemania a las órdenes del papa Inocencio III iniciaron la cruzada albigense contra el movimiento, cuyos miembros se llamaban a sí mismos «bons hommes». Estos «hombres buenos», en el sentido de buenos cristianos, eran considerados una peligrosa secta herética.

Hoy, peregrinos y senderistas siguen los pasos de los primeros 200 cátaros que huyeron de los cruzados por la misma ruta de 220 kilómetros: desde la ciudad medieval francesa de Foix, cruzando los Pirineos por profundos valles y pintorescos pueblecitos, hasta Berga, en España.

Recorrer el «Cami dels Bons Homes» o «Chemin des Bonshommes» (camino de los hombres buenos) a pie lleva 12 días. La ruta de dos jornadas hasta Montségur, una de las más famosas fortalezas cátaras, termina con una dura subida por una rocosa senda desde la minúscula aldea hasta las ruinas del castillo.

La experiencia de los cátaros en Montségur da fe de la persecución que el movimiento sufrió de manos de la Iglesia católica, pues su doctrina dualista creía que el mundo había sido creado por una deidad identificada también con Satán, y que el espíritu humano estaba prisionero en su mundo del mal. El 16 de marzo de 1244, unos 250 hombres, mujeres y niños fueron quemados en una hoguera en la falda de la montaña, tras diez meses de angustioso sitio. Una cruz se levanta en aquel lugar en recuerdo de la masacre.

La etapa continúa por el dramático escenario rocoso de los desfiladeros Gorges de la Frau, donde pináculos verticales de roca ascienden hasta una altura de 250 metros, y culmina en el pueblo de Comus, en el valle de Sault.

Siguiendo la ruta de los cátaros

La parte montañosa del viaje incluye un paseo por bosques de abetos y pinos, deteniéndose en bellos pueblos como Ascou y Orlu antes de un merecido descanso en L’Hospitalet, en la frontera con Andorra.

Hay una sensación de soledad en el valle de Campcardós, con sus pastos perfectamente cuidados, sus praderas y lagos, antes de alcanzar la Portella Blanca D’Andorra, que con sus 2.519 metros es el punto más alto del viaje. Allí, un hito de granito marca la frontera entre Francia, Andorra y España.

En una posición privilegiada sobre el río Segre, la localidad de Bellver de Cerdanya, en la provincia catalana de Lleida, fue una vez santuario de los fugitivos cátaros. La localidad, con su iglesia gótica de Santa Maria i Sant Jaume, ha preservado su arquitectura pirenaica de pizarra con mucho más éxito que muchas de las ciudades más grandes de Cerdanya.

El parque natural de Cadi-Moixero, fundado en 1983, se extiende entre Bergueda, Alt Urgell y Cerdanya, mientras que los pueblos de Greixer y Baga ofrecen una inspiradora estampa con sus puentes y terrazas, sus arqueados pórticos y sus iglesias del siglo IX.

Muchos cátaros se instalaron en Baga, en cuyo palacio puede verse una muestra sobre la Edad Media y los cátaros. Un lugar fantástico para pasar la noche es el Moli del Caso, un molino de agua del siglo XIV donde sus dueños ofrecen cocina vegetariana de la huerta local, que sirven con cubiertos de madera a la luz de las velas.

Durante los meses de julio y agosto se celebran festivales cátaros con actividades de senderismo, gastronomía, espectáculos de teatro, mercados y baile en localidades como Prullans, Solsona, Josa del Cadi, Bellver y Berga.

La ruta atraviesa la famosa montaña Pedraforca antes de alcanzar el pueblo de Gòsol, que alberga las ruinas de un castillo del siglo XI donde el señor de Pinós dio refugio a los cátaros. Desde Gòsol y tras varias horas de caminata se llega al santuario de Queralt, en Berga, donde finaliza el viaje. El santuario actual se yergue en la cima de una montaña de 1.200 metros y fue construido en el siblo XVIII, pero alberga la estatua de una Madonna 400 años anterior.

 

11 Comentarios en “Siguiendo la ruta de los cátaros a través de los Pirineos

  1. Mario Laber | 08/05/2013 | 15:20

    Existe un libro de magnífica prosa, donde se plasma la vida de los Cátaros con todas sus vivencias y extraordinaria fidelidad escrito por el Dr.Jorge Montecof quién ha realizado una obra de gran calidad narrativa. EL EXTRAÑO MUNDO DE LOS CÁTAROS ,es el mejor relato que he encontrado respecto a éste tema muy poco conocido.

  2. cesar rodriguez | 08/05/2013 | 15:23

    le agregaria la matanza de los 20,000 habitantes de la ciudad de Beziers.todos fueron masacrados,y/o quemados.todos los habitantes.Por lo que fueorn muchisimos mas que los 200 nombrados en al nota,.Y otra aclaracion .En esa epoca ,el sur de Francias aun no era Francia.A partir de esta cruzada y sus matanzas paso a ser de Francia.-

    • hastalasbolas | 08/05/2013 | 19:49

      asi es, con la famosa frase de ¿como podre diferenciar los cataros de los habitantes de Beziers? hecha por el capitan que sitiaba la ciudad,
      a lo cual el Papa respondio
      «Matadlos a todos, que Dios separara los justos de los herejes»…..
      que pedazo de hijo de remil putas no??

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