TURISMO GASOLERO

Conocer Nueva York con US$ 100

Con un poco de ingenio, se puede recorrer la Gran Manzana en plan gasolero.

Ficha

Región:

Cuánto tiempo ir: días

Cuándo ir:

Con quién ir:

Ideal para: , , ,


Ver mapa más grande

Por Seth Kuger (*)

Cuánto dinero debería uno apartar para un fin de semana en Nueva York que incluyese entradas para el teatro, museos y cine experimental, cenas en restaurantes para cada comida y algunas cervezas extra? ¿Cien dólares suena razonable?

Quizá no, pero debería. Manhattan puede parecer el lugar más caro de Estados Unidos –uno podría quemar 10 mil dólares en un fin de semana, si quisiera–, pero también puede ser barato. Con sólo 100 dólares se puede salir a romper la noche sin necesidad de romper el chanchito.

Hace unos fines de semana hice exactamente eso. El presupuesto: 40 dólares para comida, 30 para salidas culturales, 20 para el subte y 10 para tragos. El resultado fue un fin de semana ajetreado y agotador que combinó típicas paradas turísticas con otras más inusuales. Lo único que se necesita es un lugar donde quedarse gratis (para eso sirve Couchsurfing.com, si uno no tiene amigos allá) y una buena cantidad de energía. Así gasté mi tiempo (y mi plata).

Viernes a la noche

El plan: pizza y teatro, seguidos de unas cervezas artesanales. Cien dólares no alcanzarían ni para un espectáculo de Broadway, pero la mayoría de los fines de semana los teatros ofrecen bastante por veinte o menos. Revisando carteleras, encontré que en la Judson Memorial Church de Greenwich Village exhibían Medida por medida por 15 dólares.

Encontré dónde cenar a apenas unas cuadras de allí, en Joe’s, donde comí pizzas por 5,50. Luego de la función, unas cervezas en Blind Tiger Ale House, por 7,50, propina incluida.

Sábado

Elegí el Lower East Side como primer destino porque parece ofrecer mucho de Nueva York en un solo lugar: diversidad (chinos, latinos), comercios (cafeterías y boutiques) e historia (viejas vecindades).
Y, por supuesto, donas. Desayuné en la Doughnut Plant y luego hice un tour a pie guiado por Lower East Side Business Improvement District.

El recorrido terminó en poco más de una hora y de ahí partí a South Ferry, donde se toma el ferry gratuito a Staten Island, desde el que se puede ver la Estatua de la Libertad. El ferry de la ciudad no tiene mucho lugar para pararse afuera y no desembarca en la isla de la estatua pero, por otro lado, no hay otro servicio al que uno pueda subirse las 24 horas, y el viaje ida y vuelta dura apenas una hora.

Después de desembarcar, tomé el subte a Times Square y me dirigí a Margon, un pequeño comedor de la calle 46 que sirve especialidades cubanas. Un sándwich cubano por 6 dólares, chuletas de cerdo con arroz y porotos por 9, y unas Coronas por 2,5 cada una, lo cual agotó mi presupuesto para alcohol.

De ahí fui otra vez al subte en dirección al Guggenheim, en el que todos los domingos a la tarde hay una multitud que hace fila para aprovechar las dos horas de entrada con contribución voluntaria, de 17.45 a 19.45. Según la mujer que tomó mis cinco generosos dólares, la gente suele pagar apenas US$ 1.

Después de un vistazo, decidí quemar nueve de los diez dólares que quedaban en mi presupuesto para cultura yendo a ver lo que fuere que hubiese en el Anthology Films Archives. Llegué para ver Pyramidial, de Lou Castel, película que yo hubiese rebautizado “Hombre deja prendida por accidente su cámara noventosa y de mala calidad”. Quizá no entendí el ángulo experimental, pero no era el único. O sí.

Cuando decidí marcharme a la mitad, ya no quedaba ninguno de los otros ocho espectadores iniciales. Salió un par de dólares más barato que un estreno, pero la ganga tuvo su precio.

Domingo

Parecía un día ideal para explorar los cafés de Manhattan y cumplir con la típica dieta de fin de semana neoyorquino: rosca de pan con queso crema. La dosis de café la aportaría Grounded, en el Village.

Tenía la intención de echarme ahí por una hora y después salir a pasear por Village y Chelsea hasta el almuerzo, pero la lluvia y la mera inercia me demoraron algunas horas más, hasta que me arrastré con mis 5,46 dólares restantes hasta East Village para almorzar en Steecha, un boliche subterráneo y ucraniano que sólo abre los viernes, sábados y domingos de 10 a 16. Gasté cinco dólares en una excelente sopa rusa, dos bollos rellenos y un repollo.

El público era mayormente de mujeres canosas que charlaban en ucraniano. Es obvio que no era el primer hombre desacompañado al que las septuagenarias aseguraban poder encontrar “una buena chica ucraniana” para casarse. “Perfecto”, dije. “¿Quién de ustedes está disponible?”. Alguien dijo: “¡Ah, no, nosotras somos demasiado jóvenes para usted!”. Y quizá demasiado rico, pensé. Me quedaban 46 centavos en el bolsillo.

GALERÍA DE IMÁGENES CON RECOMENDACIONES ECONÓMICAS

 

(*) Nota publicada en el Diario Perfil el 17 de noviembre de 2012. Traducción: Alejandro Grimoldi

 

2 Comentarios en “Conocer Nueva York con US$ 100

  1. rocio | 18/01/2013 | 4:52

    Muy bueno el articulo! te hago una consulta, que no me quedo claro, ¿el Guggenheim es con contribucion, los domingos o los sabados por la tarde? gracias!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

4 × 2 =