Tres días en Ámsterdam
En primavera se convierte en una de las mejores ciudades del mundo para disfrutar la naturaleza y el arte. Fotos
PUENTE. Es de 1893 y se encuentra en Oudezijds Voorburgwal, frente a la Universidad de Amsterdam. [ Ver fotogalería ]
La mayoría de quienes visitan Amsterdam raras veces se aventuran mas allá de los puentes arqueados, pasajes acuosos y desalineadas casas de los canales del encantador centro de la ciudad. Pero igualmente fascinante es el auge de desarrollos en el puerto y en las áreas alguna vez arenosas que yacen entre el centro histórico y el anillo de circunvalación (A10).
Vale la pena desviarse a estos puntos de innovación –promovidos al estilo Brooklyn por jóvenes diseñadores y empresarios que no pueden pagar los alquileres de la Keizersgracht. Para explorarlos, sólo actúe como los locales: súbase a una bici y vaya.
Día 1- Frenesí de diseño
Durante más de 25 años, los fanáticos del diseño holandés han frecuentado la icónica tienda Frozen Fountain en busca de mesas de Piet Hein Eek y floreros de Hella Jongerius. Pero recientemente, han entrado en escena algunas tiendas más accesibles, como Store Without a Home (Cabotstraat 1).
De Baarsjes, un vecindario multicultural situado al suroeste del centro, vende todo tipo de cosas, desde arte extranjero hasta lámparas holandesas de cerámica. En Restored (Haarlemmerdijk 39), inaugurado hace tres años, hay elegantes objetos de diseño tipo “hágalo usted mismo” de los nuevos talentos más prometedores de Holanda: Maartje Van Den Noort y Naked Design.
Para almorzar o cenar, muy cerca, en el prometedor vecindario de Westerpark, Culinaire Werkplaats (Fannius Scholtenstraat 10) mezcla la consigna “del huerto a la mesa” con un tema inspirador, como Luz o Flores, y sirve una comida de cinco platos con verduras, frutas y cereales de estación. Los clientes pagan lo que creen que es justo.
Día 2 – Rumbo Norte
Amsterdam Norte se ha convertido en un notable centro cultural a la Williamsburg, Brooklyn, de finales de la década de 1980. En 2007 se apuntó algunos sitios importantes de jazz con la llegada de las oficinas de MTV; en el mismo complejo se encuentra una pista de patinaje y un enjambre de estudios de artistas.
Los amantes de la buena arquitectura y el buen cine celebraron la reciente inauguración del edificio espacial del nuevo Instituto Cinematográfico Eye, en la orilla norte del río Ij, con cuatro salas de proyecciones y un restaurante de vista privilegiada. Saliendo justo en la estación de ferry NDSM está la alegre Ij-Kantine, una cantina para padres con hijos. A cinco minutos de caminata, está Noorderlicht (muelle NDSM, TT Neveritaweg 33), que cobija una artística clientela que se ubica en sillas y mesas de madera rústica arrojada por el mar. En el verano, todos se sientan afuera, convirtiendo en parques los lotes industriales.
Los holandeses, incluso los más jóvenes, siguen gustando de tomarse un tiempo del fin de semana para tomar té. El favorito de los conocedores es el preparado (desde 10,95 euros) en Gartine (Taksteeg 7), un acogedor café del centro histórico. Otra buena opción es la sucursal en Amsterdam Sur de De Bakkerswinkel (Roelof Hartstraat 68), una cadena de pastelería casera.
El verano pasado, el chef Rogier Van Dam y su novia sommelier abrieron el muy respetable restaurante Lastage (Geldersekade 29) en medio de los sex shops del barrio rojo. El señor Van Dam intenta sorprender a sus clientes no sólo con la ubicación sino también con su menú de chef (36 euros por tres platos), que ofrece un elegante giro a la cocina holandesa.
Día 3 – El exótico Este
Durante los últimos dos años el distrito Indische Buurt, en Amsterdam Este, ha atraído a jóvenes diseñadores, artistas y familias que buscan viviendas accesibles en un área que ha sido de ocupantes ilegales y familias inmigrantes.
El año pasado, los chefs Jaymz Pool, Faysel Van Thiel y Frenk Van Dinther abrieron Wilde Zwijnen. El nombre significa jabalí e indica la preferencia de la cocina. El almuerzo puede incluir cerdo asado con almejas (9 euros) y, de postre, crème brulée con Earl Grey y helado de arándano (7 euros). Es un buen punto de partida para explorar el boulevard principal del vecindario, Javastraat. Con brillantes baldosas estilo mediterráneo, especieros turcos y negocios de café, se parece a una calle de Estambul.
Vale la pena visitar el Museo Tropical (Linnaeusstraat 2). Su arquitectura en un edificio de principios del siglo XX es impresionante. Y en sus interiores dorados, siempre hay muestras sorprendentes, como la llamada Red, con 300 objetos que ilustran la importancia del color rojo en varias culturas.
Por Gisela Williams, The New York Times / Travel.
Nota publicada en el Diario PERFIL el sábado 7 de abril de 2012
igual igual al riachuelo!!!