Vacaciones made in Argentina (I): La costa patagónica

En verano, la región ofrece ecoturismo, playas de arena y acantilados. Acampe, lujosos hoteles o estancias.

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Por Verónica Martínez. Diario PERFIL

Puerto Madryn, como base para recorrer Península Valdés, en Chubut, permite viajes de lujo o gasoleros, en súper hoteles, campings o motorhomes. En este rincón, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, de diciembre a marzo no llega la ballena franca austral… Pero en las muchas reservas de la zona (Punta Norte, Punta Delgada, Golfo Nuevo, Punta Loma, Isla Pájaros), los amantes de la naturaleza –sobre todo los chicos, por eso éste es un destino ideal para ir en familia– encontrarán elefantes, lobos marinos y muchísimas aves.

Saliendo de la costa, hay guanacos, y por doquier, maras saltarinas. Y en verano hay algún cinco estrellas con vista al mar por $ 600 la noche, base doble. Vale la pena llegar en vehículo propio, para tener movilidad hacia los diferentes puntos de la península, aunque existen excursiones armadas y transportes públicos.

Un imperdible: Puerto Pirámides, con paradisíacas playas cristalinas y un digno camping. Estando en Madryn, sería imperdonable no hacer 170 km hacia el Sur y llegar a la reserva Punta Tombo, con su millar de simpáticos pingüinos Magallanes. Las excursiones organizadas son costosas; la entrada individual para 2014 no superaría los $50.

Cerca de allí, hay estancias patagónicas donde vivir la inmensidad esteparia, salpicada de ovejas. Uniendo RN 3 y RN 281, se llega a Puerto Deseado, en Santa Cruz. En micro, hay que combinar desde Comodoro Rivadavia o Caleta Olivia. Allí, hay casi 50 km de una ría: cauce de río seco, luego invadido por el mar, con un microclima especial, propicio para el ecoturismo. Clásica salida: navegar la ría, en barcazas o kayacs, para descubrir lobos marinos, cormoranes, gaviotas…

Desde Puerto Deseado se llega a la Isla Pájaros, donde se puede pescar tiburones y gatopardos, y conocer sus museos marinos. Hotelería poca pero buena, a $ 500 la noche para dos. Más vida de playa agreste con flora y fauna hay en San Julián, puerto a más de 2.500 km de Buenos Aires. Allí se suman otros atractivos: antiguas formaciones de sal y carbón, fósiles y pinturas rupestres. Hay hoteles sencillos (unos $ 350 la habitación), hosterías y campings.

CON COSTA DE CANTO RODADO. En Caleta Olivia, frente al golfo San Jorge, en la provincia de Santa Cruz, una larga costanera de canto rodado invita a hacer caminatas, bicicletadas y trekking, mientras algunos lobos de mar retozan en la costa. Además, hay mucho por conocer en torno al pasado petrolero que hizo crecer la región a partir de la década de 1940. Esto se recuerda a través de la escultura El Gorocito, que representa a un trabajador abriendo un pozo. También se puede pasear por el puerto y hacer pesca costera de pejerrey patagónico, raya, mero y palometa. La llegada es por vía terrestre (RN 3, RP 12 y RP 99), y la hotelería es sencilla (no más de tres estrellas). Para más opciones, se puede dormir en Comodoro Rivadavia (a 63 km de Caleta): allí un hotel 4 estrellas, habitación base doble, cuesta $ 640 la noche).

UN VERANO SUB 20. Con temperaturas que pueden llegar a los 18ºC y que nunca bajan de los 6º/8ºC, el verano en Ushuaia se presenta como una oportunidad soñada. Con el sol, resplandecen los techos rojos, el azul del agua y los miles de colores de las flores. También aumentan los turistas; conclusión: hay que reservar todo con anticipación. Posibles excursiones (en promedio, entre $ 300 y $ 400 cada una): navegación por el Canal de Beagle, paseo por el Parque Nacional Tierra del Fuego, recorrida en el Tren del Fin del Mundo, circuito por los lagos Fagnano y Escondido, avistaje de pingüinos en isla Martillo. Hay paquetes de escapadas de tres noches a Ushuaia (aéreo incluido) por $ 3.200 por persona, e incluso también los hay de siete noches por $ 4.300 aceptando un hotel ubicado sobre el Canal de Beagle, pero a 3 km de la ciudad.

 

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