GASTRONOMÍA
Madryn al plato
Con invitados de renombre, la ciudad chubutense iniciará el 19 de junio la séptima edición de su festival gastronómico. Las ballenas, en sus marcas.
Mariscos, pescados y cordero siempre engalanan. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]
Ya están las ballenas en las playas de El Doradillo, dispuestas a pasar el invierno en las aguas del Golfo Nuevo. Allí, como sucede cada año, centenares de magníficos ejemplares de francas australes, darán un espectáculo único a los turistas y cumplirán a rajatabla su ritual de apareamiento y amamantarán a las crías, mientras se cuidan del ataque de las temibles gaviotas, que arremeten a los picotazos.
Quienes visiten Península Valdés estas vacaciones podrán experimentar los dones de la naturaleza en estas latitudes chubutenses y aquellos que viajen entre el 19 y el 22 de junio cosecharán un premio extra ya que tendrán a mano la VII edición de Madryn al Plato. Este festival, que ofrece un renovado circuito gastronómico con las clases de Dolli Irigoyen, Osvaldo Gross, Borja Blázquez y Ezequiel Gallardo, contará este año con Elizabeth Vernaci y chefs patagónicos de Rada Tilly, Comodoro Rivadavia, Trevelin, Neuquén, La Pampa y Villa Pehuenia como invitados encumbrados. Más de cuarenta restaurantes –casi la totalidad– ofrecerán cartas especiales con productos de la región como cordero, pescados y mariscos.
Desde la Secretaría de Turismo de Puerto Madryn, la titular, Cecilia Torrejón, comentó con entusiasmo las muestras de arte y la feria de productores y diseño así como las degustaciones y otras actividades adyacentes, léase navegación costera, snorkeling con lobos y paseos en 4 x 4, que se extenderán hasta el 31 de julio y que incluyen esta vez a Puerto Pirámides. Cuando surgió este festival –en 2007–, la idea se cocinó con vehemencia y creatividad entre Gustavo Rapretti –chef local– y Alicia Sacks –subsecretaria de Turismo–; los que estuvimos en el “primer plato” podemos dar cuenta de que hoy ya ofrecen un verdadero banquete, con un variado menú de ofertas. Quizá, gracias al caldo de cultivo que entre todos supieron salpimentar para seguir haciendo de Puerto Madryn un destino único.