UNA JOYA DE ROMA / ITALIA
Una renovada Fontana di Trevi comienza a ver la luz tras ocho meses de trabajo
Obra maestra de Nicola Salvi, realizada entre 1732 y 1762, la Fontana di Trevi fue víctima del paso del tiempo y la masiva afluencia de turistas.
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La Fontana di Trevi, en Roma, comienza a recuperar su aspecto original después de ocho meses de restauración y ya se puede contemplar desprovista de andamios su escultórica parte central, coronada por la representación del Océano. Los turistas que visitan Roma estos días son testigos del desmontaje de los andamios que desde el pasado mes de junio cubrieron este monumento, sometido a una laboriosa rehabilitación financiada por la casa de moda italiana Fendi.
Por el momento no emana agua de la fuente y su vaso central continuará atravesado por una pasarela panorámica dispuesta desde el inicio de las obras para que los turistas puedan acercarse a las esculturas y apreciarlas al detalle.
Obra maestra de Nicola Salvi, realizada entre 1732 y 1762, la Fontana di Trevi fue víctima del paso del tiempo, la masiva afluencia de turistas, congénita en la ciudad, y de las inclemencias meteorológicas. Esta conjunción de factores derivó en una intervención de urgencia en el año 2012, cuando se desprendieron varios pedazos de piedra de su lado izquierdo. Su restauración comenzó en junio y costó unos 2 millones de euros.
Como la mayoría de fuentes monumentales de la ciudad, en origen fue el punto de llegada de uno de los grandes acueductos de la antigua Roma, en este caso el de «Agua virgen» (Acqua virgo), inaugurado en el 19 a.C por el cuñado del emperador romano Augusto, Marco Vipsanio Agripa. En el año 1732, el Papa Clemente XII encargó al arquitecto Nicolò Salvi la construcción de la espectacular fachada que enmarca la fuente, aunque ya un siglo antes el escultor barroco Gian Lorenzo Bernini había proyectado una remodelación de la fuente que no llegó a realizarse.
Salvi proyectó un conjunto escultórico dominado por la imponente figura de Océano, de pie en el centro y flanqueado por dos representaciones femeninas, la Abundancia y la Salubridad. En un nivel más bajo se encuentran los caballos que transportan a Océano, que emergen de las aguas con una fiereza que unos tritones tratan de contener tirando de sus riendas y que aún continúan cubiertos por los andamios y rodeados de técnicos y restauradores.
El papa Benedicto XIV fue quien inauguró el monumento en 1744 y su nombre figura en el frontispicio, aunque los trabajos no terminaron definitivamente hasta 1762. En el siglo XX la fuente quedó estrechamente vinculada con el mundo del cine, sobre todo con aquella industria italiana con sede en los estudios de Cinecittà.
Quizá la escena más recordada sea la de la actriz sueca Anita Ekberg en «La Dolce Vita» de Federico Fellini (1960), en la que protagoniza un sensual baño en sus aguas al tiempo que invitaba al protagonista, Marcello (Marcello Mastroianni), a hacer lo propio. Pero (una curiosidad) la icónica escena fue filmada en un decorado y no en la fuente real.