CAPITAL CULTURAL EUROPEA

Pilsen, hogar de la cerveza por excelencia, tiene mucho para ofrecer

El nombre de la ciudad checa evoca más la cerveza que la cultura. Circo, festividades y exposiciones.

Un vaso de Pilsen en la barra de una taberna de la ciudad de Pilsen (República Checa). Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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Ya en septiembre, la ciudad checa de Pilsen ofreció un aperitivo de lo que se avecina en 2015, año en que comparte con la belga Mons el título de Capital Europea de la Cultura: el carrusel francés Manege Carré Sénart, situado en el corazón de esta metrópolis bohemia. La idea de trasladar este universo fantástico de muñecos gigantes a esta ciudad cervecera fue de Petr Forman, director artístico del programa cultural de la capital e hijo del reputado cineasta de Hollywood Milos Forman. «El carrusel se mueve en la frontera entre el arte y el entretenimiento», declaró entonces.

Y es que Forman se propone atraer a Pilsen a todos aquellos que normalmente no se dejan seducir por teatros ni museos. Así, para la inauguración oficial del año como capital cultural, el 17 de enero, ha invitado al funambulista suizo David Dimitri, que caminará por la cuerda floja sobre la plaza de la República. Se sabe también que habrá un proyecto de videoarte, pero Forman no revela una palabra más: «Ha de ser una sorpresa», apunta. Eso sí, durante todo el año, una compañía de circo se detendrá cada dos meses en esta metrópolis de Bohemia.

Con todo, Forman es consciente de que el nombre de la ciudad evoca más la cerveza que la cultura. Los vecinos de Pilsen están orgullosos de su ciudad, y por supuesto de la cerveza «pilsener». «Es un fenómeno en sí mismo», señala el director artístico. En el conservado subsuelo de la ciudad se almacenaba antaño este «oro líquido».

En realidad, la idea era crear toda una fábrica de la cultura en las ruinas de la cervecera Svetovar, un símbolo de la unión entre arte y cerveza. Pero unos inesperados contratiempos debido a sustancias dañinas para la salud dieron al traste con los planes. Los artistas tuvieron que buscar rápidamente un espacio nuevo, y lo hallaron en un antiguo almacén. Según forman, éste «refuerza el carácter industrial» de la ciudad, aloja talleres y alberga a artistas de toda Europa.

El plato fuerte del año cultural está vinculado a un ritual muy particular: tras formarse académicamente en Viena, el pintor Gottfried Lindauer (1839-1926) emigró a Nueva Zelanda. Allí creó unos excepcionales retratos realistas de maoríes, que por primera vez podrán verse ahora en su ciudad natal. Aunque primero, el visitante tendrá que ser «bendecido» por las danzas y cantos tribales. «Cada lienzo es más que una mera reproducción del rostro», explica Forman. Se trataba de reproducir el alma del difunto.

Otra exposición estará dedicada al cineasta e ilustrador Jiri Trnka (1912-1969), también nacido en Pilsen. «Fue uno de los grandes del cine de animación», afirma Forman. Trnka trabajó casi exclusivamente con marionetas, con las que filmó entre otros «Prince Bayaya», que en 1954 se alzó con el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno.

Comparado con el de otras capitales culturales europeas, el presupuesto de Pilsen 2015 es modesto: unos 20 millones de euros (24 millones de dólares). «Sigue siendo dinero, y se pueden hacer varias cosas», afirma Forman, que acudió a la entrevista en moto. La antaño ennegrecida ciudad industrial fue sometida a un lavado de cara. Así, en la fachada de su ayuntamiento renacentista brilla el animal de la ciudad, que por motivos inexplicables es un camello. También reabrió sus puertas la Gran Sinagoga de Pilsen, en estilo morisco románico, y la catedral gótica de San Bartolomé recibirá estos días una réplica de las campanas que fueron fundidas durante la guerra.

La historia será además motivo de fiesta el 1 de mayo, cuando la ciudad celebra la liberación de los nazis por el ejército estadounidense, liderado por el general Patton. Más tarde, Pilsen fue entregada a la entonces Unión Soviética. Con motivo del aniversario, la banda estadounidense Lynyrd Skynyrd cantará «Sweet Home Alabama» como regalo del club de fútbol Viktoria. Y es que el fútbol también forma parte de la cultura cotidiana de Pilsen.

 

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