Emilia-Romania / Italia
Un viaje por Bolonia, entre pizza, cerveza y autos
Detrás de su apariencia tosca, Bolonia gana presencia por algo más que su estirpe gastronómica clásica: autos de alta gama, barrios nuevos, cerveza artesanal y cinefilia joven. Fotos.
Bolonia podría montarse en su historia, o incluso en su historia culinaria. Casa de una de las universidades más antiguas del mundo, esta ciudad del norte de Italia ha aportado decenas de recetas clásicas al repertorio de la cocina italiana, incluyendo los tortellini, los tagliatelle, la mortadela y el ragú boloñés. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]
Por Evan Rail (The New York Times / Travel)
Bolonia podría montarse en su historia, o incluso en su historia culinaria. Casa de una de las universidades más antiguas del mundo, esta ciudad del norte de Italia ha aportado decenas de recetas clásicas al repertorio de la cocina italiana, incluyendo los tortellini, los tagliatelle, la mortadela y el ragú boloñés.
Como capital de la región de Emilia-Romania, Bolonia es uno de los mejores lugares para probar los famosos quesos, jamones macerados y vinagres del área. Pero también hay una Bolonia moderna que ha cambiado la cara de la ciudad: nuevas formas de comer y el flamante Mundo Eataly, 80.000 m2 con 120 restaurantes.
El Museo de Historia de Bolonia funciona dentro de un palazzo y ofrece realidad virtual y exposiciones de alta tecnología 3D para entender la era etrusca de la ciudad. El macizo edificio (erigido en 1344) ofrece una verdadera sensación del pasado. Al salir, una caminata de dos cuadras bajo los pórticos de la ciudad conduce a la elevada Torre Asinelli, una de las Due Torri, o “dos torres”, que desde hace mucho son su símbolo. Al ascender los 498 desvencijados escalones hacia la plataforma superior, el premio es una hermosa panorámica de todos los techos antiguos.
Además de las pizzerías, son famosamente idiosincráticos los cerveceros italianos. El diminuto pub Birra Cerqua produce sus propias cervezas ale. Del otro lado de la ciudad (pero a sólo veinte minutos caminando), hay otras cervecerías en el vecindario de moda que rodea Via del Pratello. Un clásico es La Tana del Luppolo, un bar de barrio ubicado en una tranquila plaza alineada por árboles.
Los amantes de los autos bautizaron Valle Motor a la región que rodea Bolonia, que tiene varias fábricas de automóviles de lujo y recibe visitantes. El Museo Enzo Ferrari abrió en 2012 en el vecino pueblo de Modena, exhibiendo un puñado de autos clásicos en medio de un rimbombante espectáculo multimedia que compara a Enzo Ferrari con Luciano Pavarotti, otro héroe local.
Desde aquí, autobuses de transporte llevan a los visitantes frente a la casa de Pavarotti y al igualmente desmedido Museo Ferrari, en el pueblo fabril de Maranello. Mucho más moderado es el excelente Museo Ferruccio Lamborghini, justo al norte de Bolonia. Con un poco de suerte, su guía turístico será el encantador Fabio Lamborghini, sobrino del famoso industrialista, quien le contará historias familiares íntimas sobre la abultada colección de autos, tractores, botes de carrera y hasta el prototipo de un helicóptero Lamborghini.
La reinauguración, en 2014, del Mercato di Mezzo trajo un nuevo destino para los amantes de la comida al corazón del distrito tradicional de mercados de la ciudad, el Quadrilatero. Allí, una pequeña pizzería Eataly prepara en horno a leña rebanadas finas elaboradas con harina orgánica, mientras que la media docena de puestos de la planta baja ofrecen deliciosas comidas como tortelloni con taleggio y nuez, rebanadas de prosciutto y pescado fresco.
Fundada en 1928, la tienda de bolígrafos A.C. Vecchietti vende clásicos como la pluma fuente Omas, con punta de oro blanco y un motivo que muestra los hermosos pórticos de la ciudad (310 euros). A quienes el helado los pierde, los tentará visitar Museo Gelato (requiere reservas y su remota ubicación es de difícil acceso en transporte público). ¿Una mejor alternativa? Stefino, sobre Via San Vitale, que sirve gelato orgánico inusual con sabores altamente concentrados, como almendra fragante, pistacho y wasabi.
El arribo de Red Brick trajo un foco culinario completamente nuevo: carne en toda su gloria, desde cortes T-bone hasta hamburguesas, servidas en una moderna atmósfera de bistró con ladrillos rojos y grafiti. Aunque la capital cinematográfica es Cinecittà, en Roma, la Cineteca di Bologna restaura y archiva películas de todo el mundo, con programas especiales dedicados a Pier Paolo Pasolini y a Charlie Chaplin, una biblioteca importante de películas para estudiantes y retrospectivas que luego llenan la ciudad de cinéfilos nostálgicos.