Un museo de Nueva York exhibe la asombrosa historia de la ciudad

Más de 400 objetos son expuestos en una exhibición dedicada a la historia de Nueva York. El museo recorre la vida de sus habitantes desde la pequeña colonia de Nueva Ámsterdam hasta la metrópolis de millones de habitantes que es hoy.

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Por Christina Horsten (dpa)

El primer boleto que se vendió para el metro de Nueva York es un pequeño trozo de papel con el texto «válido para un viaje en cualquier línea». En una lista de invitados escrita a mano para la legendaria discoteca Studio 54 aparece garabateado el nombre de Ringo Star. El primer boceto de lo que es hoy un lema mundialmente famoso, «I Love New York», lo dibujó Milton Glaser con una pluma roja en un sobre blanco doblado.

Estos son solo tres de más de 400 objetos expuestos en una exhibición dedicada a la historia de Nueva York, el tránsito de la pequeña colonia de Nueva Ámsterdam a una metrópolis de millones de habitantes y una de las ciudades más populares del mundo. La exposición permanente fue planeada durante cinco años y ocupa un espacio de 750 metros cuadrados en el Museo de la Ciudad de Nueva York, situado junto al Central Park.

Según el diario The New York Times, el montaje de la «audaz» exposición sobre la «ciudad que nunca duerme» ha costado diez millones de dólares. El dinero, la diversidad, la densidad y la creatividad son los cuatro pilares elegidos por los comisarios para enmarcar 400 años de historia de la ciudad en tres grandes salas de exposición centradas en el pasado, el presente y el futuro de Nueva York.

Todo comenzó con la llegada de comerciantes holandeses a principios del siglo XVII. «La ubicación fue clave», explica el co-curador Steven Jadde. «Los holandeses encontraron en la costa atlántica los mejores puertos naturales de agua profunda para desarrollar su comercio«.

El explorador inglés Henry Hudson, quien dio su nombre al gran río de la ciudad, que desemboca en el mar, y sus compañeros se encontraron con la tribu amerindia Lenape, que se había establecido en la zona y donde había construido una sociedad matriarcal de miles de años de antigüedad.

Al principio, las relaciones fueron pacíficas, pero los colonialistas rápidamente se expandieron, compraron las tierras de los lenapes a precios injustos y mataron a muchos de ellos. A mediados del siglo XVII ya había unos 1.500 inmigrantes en Nueva Ámsterdam que hablaban 18 lenguas diferentes.

A finales del siglo XVII, los ingleses conquistaron la ciudad, cada vez más grande, y la rebautizaron como Nueva York. Personas llegadas de todas partes del mundo llegaban a la ciudad atraídos por una garantía de libertad religiosa. Sin embargo, la densidad de la población generó enfermedades y en 1776 un incendio destruyó la cuarta parte de los edificios.

Pocos años después de la independencia de Estados Unidos, Nueva York fue durante un breve período, entre 1789 y 1790, la capital del nuevo país. El comercio y la banca dieron nuevo crecimiento a la «Empire City» y atrajeron a nuevos inmigrantes. A principios del siglo XX, Nueva York ya tenía alrededor de 3,5 millones de habitantes.

«El siglo XX fue una montaña rusa de crisis desalentadoras que llevó a una impresionante reinvención de la ciudad«, dice la co-curadora Sarah Henry. Los rascacielos fueron apareciendo en todas partes de la ciudad hasta que llegó la Gran Depresión de los años 30, que trajo pobreza y desesperación. En los años siguientes al fin de la crisis, la ciudad renació.

Sin embargo, en la década de los 80 Nueva York estuvo otra vez al borde del colapso. La ciudad fue azotada por la drogadicción, la violencia y la epidemia del sida, aunque al mismo tiempo nacieron en el Bronx el hip hop y el grafiti. La ciudad se salvó de más desgracias hasta que se produjeron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, probablemente la hora más negra en la historia de Nueva York. Sin embargo, incluso después de los horrorosos atentados la ciudad logró reinventarse nuevamente, ahora con carriles bici y parques.

La exhibición permite a los visitantes echar un vistazo a todas estas historias mediante objetos, instalaciones y videos de «auténticos neoyorquinos», por ejemplo el rapero Jay-Z y el banquero David Rockefeller.

La tercera sección de la exposición está dedicada al futuro de la ciudad: ¿cómo puede la gente vivir, trabajar y disfrutar de su tiempo libre en una ciudad donde los alquileres y los precios se disparan? Los visitantes pueden presentar sus ideas sobre cómo resolver los problemas del futuro y experimentar con el diseño de un rascacielos «poniéndose en el lugar de un Robert Moses o un desarrollador«. La directora del museo, Whitney Donhauser, agrega que la exhibición «muestra que la solución perfecta no existe«.

 

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