Francia con acento medieval

En la Cité, muy cerca de los Pirineos, todo se revive, como si fuera el siglo XIII. Calles históricas y delicias gastronómicas. Fotogalería

En la ciudad amurallada están prohibidos los vehículos y hay tres kilómetros de caminos para disfrutar sin apuro. [ Ver fotogalería ]

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Por Verónica Martínez (*)

Remontarse a la Edad Media es sencillo, si se viaja al Sudoeste francés, muy cerca de los Pirineos. Como un parque temático a cielo abierto, la ciudad de Carcassonne quita el aliento a los millones de turistas que arriban a contemplar una de las fortalezas más importantes y mejor conservadas de Europa, lo que le valió la distinción de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

No es necesaria una fecunda imaginación para hacerse una idea sobre cómo era la vida en el siglo XIII cuando la Cité, como se denomina al área antigua y amurallada, era escenario de combates entre cruzados y herejes. Bastará con atravesar la Puerta de Narbona para sumergirse en un mundo de sólidos muros, 52 torres y estrechas y zigzagueantes calles adoquinadas.

La Rue Cros Mayrevieille articula el ritmo turístico con su sucesión de locales de souvenirs, de toda índole, adornados con escudos, espadas, armaduras y cualquier otro símbolo bélico que remita al Medioevo e incluso a la Inquisición. Por esa vía se accede a uno de los atractivos de la ciudadela, un castillo del siglo XII, otrora residencia del vizconde Trencavel, con su puente de piedra, fosos y dos torres, como corresponde. Otra visita clásica es la Basílica de Saint-Nazaire, del año 925, con bellos vitrales.

En plan gastronómico, si el calor del verano francés lo permite, se sugiere probar el cassoulet, un clásico de la región Languedoc-Rosellón: un guiso cocido en cacerola de barro con porotos blancos confit de pato, chorizo, y  cerdo, perdiz o cordero. Si se desea planificar el viaje para participar de actividades culturales –con la precaución de que el destino se colma de visitantes– las opciones incluyen el Festival de Carcassonne, que este año comenzó el 22 de junio y se extenderá hasta el 5 de agosto, y concentra más de cien espectáculos teatrales y musicales; la recreación con fuegos artificiales del incendio de la ciudadela cada 14 de julio; y el Festival Medieval, del 3 al 5 de agosto, con torneos de caballería y desfiles que trasladan a tiempos de señores feudales.

Las dos murallas concéntricas de la Cité encierran tres kilómetros de villa para deambular a pie (el tránsito está restringido), y centenares de historias entre sus callejuelas, dado que hay vestigios de presencia humana en el lugar desde el siglo VI a.C. Romanos –que bautizaron a la colonia como Julia Carcaso–, visigodos, sarracenos y galos se disputaron el poder del territorio sucesivamente. En el siglo XVIII la ciudadela vio decaer su esplendor en pos del crecimiento de la región ubicada al otro lado del río Aude, emplazamiento de la Carcassonne más moderna, y luego un proceso faraónico de restauración iniciado en 1844 por Jean-Pierre Cros-Mayrevieille y el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc imprimió a la urbe su aspecto actual.

Si bien la ciudad baja, como se conoce al sector más nuevo, no deslumbra como la Cité, se jacta de poseer su propio Patrimonio Mundial de la Unesco, el Canal du Midi, que puede ser explorado mediante paseos lacustres. También allí residen prácticamente los 50 mil habitantes de Carcassonne, capital del departamento de Aude. No obstante, un centenar de privilegiados aún viven custodiados por los muros, cautivados por la romántica postal de un pasado monumental y tormentoso.

 

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(*) Nota publicada en el Diario PERFIL el sábado 7 de julio de 2012.

 

3 Comentarios en “Francia con acento medieval

  1. Maria | 06/09/2012 | 14:46

    En un lugar hermoso, lo visite, hay coquetos negocios, algún restaurant, un hotel lujoso, no se puede entrar con auto, y tiene una catedral MUY, MUY antigua.Lo recomiendo para pasar el día, Narbona es una ciudad hermosa para descubrir caminando.

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