Roma y Florencia emprenden una «guerra» contra turistas imprudentes
Las autoridades luchan contra los picnics turísticos en el centro histórico de la ciudad, catalogado como patrimonio cultural de la Humanidad.
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La ciudad italiana de Florencia recurrirá al agua contra la afluencia masiva de turistas: a modo de prueba regará escaleras y plazas de algunas iglesias en el centro de la ciudad italiana al mediodía, para mojarlas y evitar que los visitantes hagan picnic. Mientras tanto, los turistas que visiten Roma ya no podrán sentarse en los mármoles de las históricas fuentes de la ciudad para apreciar sus líneas artísticas, hacer un pic-nic o bañarse en ellas, según determina una nueva ordenanza municipal que impone multas de hasta 240 euros.
En Florencia la intención en cambio es evitar que la gente tome y beba en esos sitios. «Tenemos la obligación de ocuparnos de que se respete la belleza de nuestra ciudad«, indicó. Los detractores de la iniciativa apuntaron al derroche de agua, que de todas maneras se evapora rápidamente en el verano. Otros criticaron que sería mejor que la ciudad de la Toscana ofreciera más posibilidades de sentarse a los visitantes.
Nardella subrayó que se trata de un «experimento». «No queremos ser duros en lo que respecta a las penas, por eso apelamos a medidas amigables«. El centro de Florencia fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Florencia no es la primera ciudad en Italia que busca protegerse con medidas inusuales contra la afluencia masiva de turistas. En Venecia causan revuelo con regularidad nuevas ideas para restringir el número de turistas que pasan incluso por cerrar la plaza de San Marcos. En Roma, en tanto, generó indignación una propuesta de proteger con rejas la escalinata de la Plaza de España para evitar que se hagan picnics.
En cuanto a Roma, la alcaldesa Virginia Raggi fue quien esta semana firmó una disposición que impide consumir alimentos, acampar, bañarse y hasta sentarse en las estructuras de los verdaderos monumentos con aguas danzantes que inspiran muchos recorridos turísticos. Según Raggi, la ordenanza devino necesaria «para impedir incidentes contrarios a las normas de decoro urbano y garantizar la preservación del patrimonio histórico, artístico y arqueológico de Roma». La prohibición se aplica a las fuentes de particular interés histórico, artístico y arqueológico «incluidos sus cimientos y sus zonas de competencia».
Para los transgresores está prevista una sanción de un mínimo de 40 euros y hasta un máximo de 240. La norma estará vigente durante el período estival (boreal), hasta el 31 de octubre, y servirá para desalentar a quienes para combatir el calor ven en las fuentes, verdaderas obras de arte, meras piscinas. Entre las prohibiciones se incluyen, además, bañar animales, hacerlos beber agua y lavar ropa. También derramar líquidos en las fuentes o tirar cualquier objeto, exceptuando el tradicional lanzado de monedas.
El pasado 9 de mayo, la alcaldesa había anunciado este proyecto en un programa de televisión, cuando la consultaron tras haberse establecido turnos para visitar la Fontana di Trevi, uno de los tantos íconos de Roma. En aquel momento, la funcionaria había explicado que, a partir de ese momento, los recorridos por la fuente no permitirían a los turistas detenerse frente al monumento.
En los últimos años, el estallido turístico en Roma y otras ciudades italianas comenzó a dificultar el recorrido por una de las más bellas fuentes del mundo -muy famosa por el filme «La dolce vita», de Federico Fellini- a raíz de la gran cantidad de personas que se detienen para tomar fotografías, admirar sus detalles de construcción o tomar sol.
Como consecuencia, se produjeron varios incidentes. En abril pasado, un turista completamente desnudo se había lanzado a nadar dentro de la Fontana di Trevi y debió pagar una multa de 450 euros. Otro tanto sucedió con dos turistas danesas que se habían sentado en la fuente «De los Dos Mares» que se halla en la Plaza Venecia de Roma y con un visitante canadiense, quien se había trepado hasta la parte más alta de la llamada «Barcaza» de Plaza España y luego saltó dentro del agua.
En total, la nueva ordenanza alcanza a 15 fuentes distribuidas en la ciudad: la Fontana di Trevi, la Barcaza de Plaza España, las fuentes de Plaza Navona (de los Cuatro Ríos; del Moro y de Neptuno) y las de la Plaza del Pueblo (de los Leones, de Neptuno y de la Diosa Roma). La prohibición se extiende a las fuentes que se encuentran en las zonas que en verano concentran la «movida» nocturna: la Fontana dei Catecumeni, en la plaza de la Madonna dei Monti; la dell’ Acqua Paola, en la plaza Trilussa; la de la plaza Santa María en Trastevere y la de Campo de’ Fiori.
Otras también alcanzadas por la ordenanza municipal son la Fontana del Tritone, en plaza Barberini; la de Navicella y las ubicadas en las plazas Aracoeli y República. Muchas de las estatuas que adornan las fuentes fueron realizadas por importantes escultores y arquitectos. La de los Cuatro Ríos, en la plaza Navona, y la del Tritone, en la plaza Barberini, son creación de Gianlorenzo Bernini, mientras que la Barcaza es obra de Pietro Bernini (padre de Gianlorenzo) y la de los Leones, en la plaza del Pueblo, lleva la firma de Luigi Valadier.
| Nota publicada el 13 de junio de 2017