36 horas en Chipre, la otra Costa Azul

Backgammon, cerveza local, el vino más antiguo de la cultura griega y sillas azules para la playa. ¿Podría existir un mundo mejor? La isla más disputada del Mediterráneo y la cuna de Afrodita. Esto es Chipre.

En Chipre, donde según los mitos helénicos vino a este mundo la diosa del amor, existen las más recónditas ruinas arqueológicas, vinos añejos y sabores de miel. Otro paraíso azul en el Mediterráneo. (Fotos: Diario PERFIL) [ Ver fotogalería ]

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Por Seth sherwood (*)

En 2013, la parte de habla griega de la dividida isla mediterránea estuvo a punto del colapso financiero en medio de una crisis bancaria. Pero luego de cuatro años y de un doloroso rescate de la Unión Europea, el mitológico lugar de nacimiento de la diosa Afrodita otra vez es solvente y está experimentando un renacimiento propio. En la ciudad costera de Limasol, un enorme malecón nuevo reluce con boutiques, galerías de arte y acristalados edificios modernistas llenos de elegantes emporios de mariscos.

En Nicosia, la ciudad capital de la nación (dividida por alambre de púas y sacos de arena desde una invasión turca de 1974 que tomó el control de la parte norte de Chipre), rascacielos y plazas diseñados por arquitectos célebres están surgiendo junto a un nuevo museo de clase mundial, restaurantes prometedores y una bulliciosa vida nocturna. Mientras tanto, las antiguas ruinas, fortalezas medievales, potentes vinos y aguas cristalinas de esta isla bañada por el sol son atractivos como siempre.

 

DÍA 1. PLAYAS Y PIEDRAS

Limasol tiene dos caras. Una flanquea la costa, donde lujosos centros vacacionales y enormes complejos hoteleros derraman viajeros mundiales en piscinas, bares y sillas de playa. La otra se revela en las iglesias ortodoxas, las casas de piedra cubiertas con hiedra, los restaurantes folclóricos y las cafeterías al aire libre de la ciudad vieja.

El Castillo de Limasol, construido en su mayor parte en el siglo XVI por los ex gobernantes otomanos de la isla, es el principal atractivo histórico del vecindario. Los callejones de piedra y las cámaras abovedadas exhiben una variedad de artículos, que incluyen esqueletos y ánforas, mientras que la azotea con almenas ofrece vistas a los montes de Troodos, que albergan los viñedos productores del Commandaria, que posiblemente sea el vino que más tiempo lleva fabricándose de forma continua en el mundo. (Admisión, 4,50 euros).

Nada se mueve rápido a lo largo del paseo costero de Limasol, una franja flanqueada de palmeras y jardines extremadamente cuidados, fuentes y arte público. Los paseadores se quedan comiendo elotes calientes en pequeños puestos. Más allá del paseo, la costa cede paso a la playa pública (camastros, 2,50 euros) y a los jardines municipales, que albergan un anfiteatro y un zoológico (5 euros).

Las sillas azules, los juegos de backgammon y la cerveza local Keo de la cafetería costera To Theatraki permiten una contemplación agradable del ocaso. Si proviene del mar, la cena se encontrará en la mesa de Pyxida, un restaurante ubicado entre las boutiques, galerías de arte y yates de lujo del nuevo puerto deportivo. Si 125 gramos de caviar Beluga le parecen caros a 1.250 euros, puede consentirse con aperitivos crujientes de pejerreyes o una sabrosa sopa de pescado con bacalao. El Viejo Puerto nunca se ha visto más fresco, gracias a los nuevos y futuristas salones restaurantes de cristal y metal.

 

DÍA 2. EN LAS ALTURAS

Múltiples autobuses diarios (cinco) hacen el viaje de cien minutos hasta Nicosia, cuya terminal principal de autobuses está justo afuera del histórico centro amurallado de la ciudad. Adentro, el observatorio del undécimo piso de la Torre Shacolas (2,50 euros) ofrece una perspectiva, en todos los sentidos, de la dividida ciudad.

Películas, fotografías y exhibiciones con pantallas táctiles ahondan en la historia y arquitectura de Nicosia (incluyendo los períodos de dominio cruzado, veneciano, otomano y británico), mientras los grandes ventanales revelan la metrópolis contemporánea. Apunte al sur para ver la Nicosia posmoderna, que incluye la plaza Eleftheria y el edificio blanco Tower 25.

Mire al norte para contemplar los minaretes y mercados del lado ocupado por los turcos. A la hora del almuerzo piense en Evroulla’s Restaurant, un sencillo paraíso de la cocina rústica ubicado en la animada calle Lidras. Los carnívoros no se deben perder el kebab, que combina carne de cerdo junto con sietfalies: puerco molido envuelto en membrana de estómago asados al carbón. (para dos, 30 euros).

Gracias a las mejoradas relaciones fronterizas, viajar de la República de Chipre a la República Turca del Norte de Chipre (así oficialmente reconocida sólo por Turquía) se volvió mucho más sencillo en 2015. Luego de una revisión de pasaportes en el punto de control de la calle Lidras, se encontrará en medio de un laberinto de calles peatonales llenas de edificios de piedra, pequeñas cafeterías, tiendas de ropa barata y maravillosas tiendas de artículos clásicos. Entre los callejones del hotel del siglo XVI conocido como Buyuk Han, la mohosa tienda de Ali Yapicioglu da la bienvenida con libros usados, obras de arte, monedas y estampillas.

La Galería A.G. Leventis, un espacio de exhibiciones modernista de varios niveles que abrió en 2014, está repleta de pinturas europeas de nivel mundial. Abundan los artistas chipriotas y griegos, pero la favorita es la Colección París, así llamada porque las obras alguna vez estuvieron colgadas en el departamento parisino del fallecido Leventis, un magnate de negocios chipriota.

Así, la galería exhibe escenas venecianas de Canaletto del siglo XVIII; el misterioso St. Francis in Ecstasy (finales de 1500) de El Greco; los resplandecientes ladrillos de colores de «The Barge at Samois» (1901), de Paul Signac; el alucinante arte popular de Engaged Couple With Bouquet (1954-63), de Chagall, así como obras de Renoir, Monet y otros pesos pesados (entrada, 5 euros).

 

DÍA 3. BAÑO TURCO

Prepárese para sudar. Una desintoxicación clásica lo espera en el restaurado Hamam Omerye, un baño turco construido en el siglo XVI. Equipado con una toalla, jabón y estropajo, lo enviarán a la calefaccionada cámara abovedada de piedra para acostarse en la tarima central de mármol. Entrada individual, 30 euros; parejas, 50 euros. También hay disponibilidad de numerosos masajes y tratamientos. No se puede ir de Chipre sin sumergirse en la antigüedad.

Como un país de las maravillas arqueológicas que los domingos permanece abierto hasta la 1 p.m., el envejecido Museo de Chipre luce una empolvada pero atractiva colección de leyendas de la historia y la mitología (Alejandro El Grande, Cleopatra, Apolo, Afrodita, centauros y minotauros) representadas como estatuas, estatuillas, grabados y monedas encontrados en varias ruinas antiguas de Chipre. Joyas de oro, cristalería romana, ánforas rebuscadas y estelas funerarias completan la colección. Entrada, 4,50 euros.

 

(*) The New York Times / Travel . Publicado por Diario PERFIL

 

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