MONUMENT VALLEY / EE.UU.

Un viaje al Lejano Oeste siguiendo la ruta de los nativos americanos

El día levanta en el Monument Valley Navajo Tribal Park, que se extiende desde Arizona hasta Utah y es uno de los paisajes más famosos de Estados Unidos.

El paisaje de Monument Valley es famoso en todo el mundo por sus enormes formaciones de rocas de arenisca. [ Ver fotogalería ]

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Los primeros rayos de sol transforman las grandes sombras en rocas de arenisca roja que se alzan hacia el cielo como agujas. El día levanta en el Monument Valley Navajo Tribal Park, que se extiende desde Arizona hasta Utah y es uno de los paisajes más famosos de Estados Unidos. Los carteles en los márgenes de la carretera informan a los turistas de que se encuentran en una reserva. Entre California y Florida hay más de 300 reservas de este tipo, que por supuesto no están valladas. Todos los nativos americanos, descendientes de los indígenas, tienen pasaporte estadounidense, hablan inglés y pueden vivir donde quieran. No todos los cerca de 350.000 navajos, los denominados «diné», viven en una reserva, ni mucho menos.

Harry Nez pide 90 dólares por la excursión de más de tres horas en todoterreno por caminos en parte recónditos. No es demasiado barato, pero se trata de una experiencia única. A dos kilómetros de distancia, una mujer navajo recibe a los invitados en un denominado «hogan», una construcción en forma de cúpula sin ventanas, con paredes de troncos y barro, suelo de arena y con la puerta está orientada hacia la salida del sol. Es la casa tradicional de los navajos, pero ahora solo unos pocos viven así. Eula, con cerca de 30 años, está sentada entre cuadros, fotografías, tapices, puntas de flecha y joyas; todo a la venta. «El turismo nos ayuda. Algunos visitantes se muestran comprensivos, saben lo que se les hizo a nuestros antepasados», dice la joven.


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Monument Valley es un lugar de paso obligado cuando se hace un viaje por el Oeste de Estados Unidos. A 650 kilómetros de aquí está Las Vegas, la ciudad de las luces de Nevada en la que comenzó el viaje. Eso fue hace 13 días y en el programa está incluida la visita a seis pueblos nativos. Quien salga desde Las Vegas empezará a disfrutar del viaje enseguida: la carretera serpentea junto al río Colorado, pasa por el Cañón Negro y cruza la presa Hoover, mientras el sol arranca destellos del gran embalse más abajo. El viaje continúa por Arizona, a través de la estepa, hasta llegar a la legendaria Ruta 66. Peach Springs es la capital de la pequeña tribu de los Hualapai. Sus apenas 2.000 miembros viven entre llanuras de hierba, bosques y el Gran Cañón.

«No pagamos alquiler por nuestra tierra«, dice Lyndee Hornell, que trabaja en el departamento de cultura de la tribu. Delante del Mercado Walapai unos jóvenes beben cola y café. En la mayoría de las reservas no se vende alcohol, así que es más al este, en la ciudad de Flagstaff, donde también los nativos llenan sus maleteros de cerveza y whiskey, que más tarde beberán en sus casas. En muchos lugares, el desempleo y el abuso de las drogas y el alcohol están extendidos.

Arizona tiene muchos eriales, carreteras nacionales desiertas, pastos y granjas, y las construcciones en el campo son modestas. Sin embargo, entre Flagstaff y la comunidad navajo se encuentra Tuba City, que destaca arquitectónicamente por Wupatki y otras ruinas. Los anazasi y los sinagua construyeron aquí en los siglos XII y XIII con bloques de arenisca casas de incluso varios pisos y santuarios. Hoy aún destacan algunos muros y altas fachadas en este sobrio paisaje como recuerdo de la arquitectura de estos pueblos ya desaparecidos.


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En la siguiente parada esperan los diné y Harry Nez. Después, la ruta continúa por carreteras poco transitadas en dirección al este, hacia el territorio de los hopis. Las tres mesetas hacen destacar a la pequeña reserva, que está rodeada por territorio navajo. Aún hay algunas casas construidas con el estilo tradicional del pueblo. «Somos un pequeño pueblo de grandes artistas«, dice Marilyn Fredericks a su hermana Evelyn en la Galería de Bellas Artes Hopi.

Gallup, en Nuevo Mexico, lleva ya bastante tiempo promocionándose con éxito como destino turístico. Los visitantes disfrutan del pequeño casco antiguo y de los murales indígenas, así como de los numerosos restaurantes, hoteles y tiendas de los nativos, además, del casino. Y a menos de dos horas, la pequeña tribu de los acoma ofrece un programa de contrastes: un casino y a unos pocos kilómetros, un pueblo tradicional al que solo se puede acceder con guía.

Por otro lado, está la pequeña reserva de los zuni, un pueblo de artesanos a una hora en coche al sur de Gallup. En el Pueblo zuni grandes pinturas con colores vivos en las paredes y los muros muestran dioses, héroes, animales y ritos. Después, por la autopista 15 se regresa de nuevo a Las Vegas, la ciudad en la que esperan de nuevo los entretenimientos que se encuentran en todas las guías de viaje.


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