Salta veneró a la Virgen que detuvo un sismo

Miles de personas participaron de la Procesión de los Santos Patronos. Es la peregrinación religiosa más popular del país. Fotos

Los caminantes provienen de localidades como Isonza, Iruya, Nazareno, San Antonio de los Cobres y Cachi. [ Ver fotogalería ]

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Por Laura Blanco (*)

Cuenta la historia que en 1692 un fuerte terremoto azotó Salta. Los temblores eran tan fuertes que destruyeron por completo la pequeña población de Talavera del Esteco y ocasionaron serios destrozos en la capital de la provincia.

En medio del caos, mientras las casas y los techos se venían abajo, la imagen de la Inmaculada Concepción de María –que luego fue llamada Virgen del Milagro– cayó de tres metros de altura en la iglesia Matriz y quedó a los pies del Cristo: al verla, muchos interpretaron que estaba orando y se sorprendieron al notar que no había sufrido ningún daño. Sólo su rostro había cambiado de color, adoptando una extraña tonalidad parda.

Al día siguiente, el 14 de septiembre, se colocó la imagen en la calle. Todos los salteños fueron a venerarla y a suplicarle que terminara el terremoto, mientras observaban perplejos los cambios de color en su rostro. Horas más tarde, la tierra dejó de temblar.

Desde aquel día, cada 15 de septiembre las Santas Imágenes recorren las calles de la ciudad, acompañadas de miles de fieles, en lo que es la fiesta religiosa más popular de Salta y una de las más importantes de la Argentina.

Este año no fue la excepción: más de 600 mil personas se reunieron en la Plaza 9 de Julio, una cifra impactante si se tiene en cuenta que la población en toda la provincia es de 1.200.000 personas.

Semanas antes, peregrinos de localidades y pueblos cercanos como Cachi, Iruya, La Poma, Nazareno y San Antonio de los Cobres llegan a la capital provincial a pie, en bicicleta o a caballo con el único objetivo de rendirles homenaje a sus Santos Patronos. En la ciudad son recibidos por los vecinos, quienes amablemente les ofrecen agua, alguna bebida caliente o un plato de comida.

La peregrinación es tan colorida como emotiva. Personas de todas las edades y clases sociales saludan con sus pañuelos blancos a la imagen de la Virgen del Milagro. Algunos pidiendo, otros agradeciendo y muchos con lágrimas en los ojos. Mientras tanto, el aroma de los naranjos se entremezcla con el de los claveles rojos y blancos que la gente les regala a sus Santos.

Todo termina cuando las imágenes regresan a su morada tras el pacto renovado, al ritmo de las campanas y mientras una sirena suena de fondo sin cesar. La gente, por su parte, también vuelve a su casa con el espíritu lleno, la fe renovada y sabiendo que el próximo año regresará.

MIRÁ LAS FOTOS DE LA PROCESIÓN EN ESTA GALERÍA

 

(*) Nota publicada en el suplemento Turismo del Diario PERFIL el sábado 29 de septiembre de 2012

 

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