El cementerio uruguayo que revela secretos de la historia

Quienes se interesen por la tragedia del «Titanic», el famoso tango «La Cumparsita» o leyendas de tesoros escondidos tienen ahora un nuevo espacio en Montevideo para investigar.

Fachada principal del Cementerio Central. Foto: Intendencia de Montevideo [ Ver fotogalería ]

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Por Carlos Castillos (dpa)

El Cementerio Central, la necrópolis más antigua de Uruguay, inaugurada en 1835, es un «paseo-jardín-museo», al estilo de muchas ciudades de Francia, Inglaterra, España, Estados Unidos, Colombia y Argentina, y de paso obligado en la capital del país vecino

En el Cementerio Central, a orillas del Río de la Plata y casi en el centro de la ciudad, se encuentra la tumba de uno de los dos uruguayos que murió en el «Titanic», en abril de 1912, y la del compositor, pianista y periodista Gerardo Matos Rodríguez (1897- 1948), creador de «La Cumparsita», considerado el himno de los tangos.

También alberga leyendas como la del «Tesoro de las Masiloti» que hace referencia al reclamo de dos hermanas, Clara y Laura Masilotti, nacidas en Estados Unidos, pero de ascendencia italiana, quienes llegaron a Montevideo en la década de 1950.

Las dos mujeres, de unos cincuenta años, alegaban poseer derechos sobre una fabulosa colección de piezas invaluables que estaba oculta, hace más de un siglo, en el predio ocupado por el Cementerio Central. Aquella leyenda alteró el clima aldeano de Montevideo durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX hasta que se desvaneció, sin resultados.


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Pero el «Central» no guarda solamente secretos históricos o leyendas. «Un observador atento, informado o guiado podrá notar la evolución, los cambios en estilos, ritos y costumbres» de los uruguayos, interviene Maria Postiglioni, una de las funcionarias que tendrá a su cargo los recorridos.

«A lo largo de los años fueron cambiando los estilos, el material utilizado. Al principio se usó mucho mármol blanco, luego granito, hasta que empezó a aparecer el bronce«.

Desde el punto de vista arquitectónico «en el siglo XX aparecen las líneas rectas, las formas más sombrías, y las tumbas se pueblan de ángeles, relojes, antorchas, cruces, templetes y pequeñas capillas«.

Algunos antropólogos sotienen que «una tumba esculpida puede ser un despilfarro o un mapa, según se mire», de manera que muchas tumbas del «Central» ofrecen la oportunidad de apreciar valiosas obras de famosos escultores italianos como José Livi, Juan Azzarini y Félix Morelli, o de los nacionales José Belloni y José Zorrilla de San Martín, entre otros.

Pero igual que muchos cementerios del mundo, el «Central» de Montevideo alberga además gran parte de la historia política, cultural, religiosa y deportiva del país. Llamarán la atención entonces los mensajes escritos de los deudos y los símbolos, «como los de la masonería», que siempre influenció fuertemente a la dirigencia política del pequeño país sudamericano. Algunos de esos símbolos son indescrifrables.

En el Panteón Nacional, ubicado en el centro del predio, están los restos de figuras como el escultor Juan Zorrilla de San Martín (1855- 1931), de la poetisa Delmira Agustini (1886-1914), el dramaturgo y periodista Florencio Sánchez (1875-1909), el intelectual José Pedro Varela (1845-1874), primer reformador de la enseñanza, a fines del siglo XIX, y de Carlos Quijano (1900-1984), periodista y fundador del gobernante Frente Amplio (FA).

También están los restos de los pintores Pedro Figari (1861-1938) y Juan Manuel Blanes (1830-1901), del escritor José Enrique Rodó (1871-1917) y hasta de Vaimaca Perú, el último representante de la tribu de los charrúas, repatriados en el 2002 de Francia, donde murió el 13 de septiembre de 1833, con 53 años.

Los visitantes descubrirán por qué la avenida principal de la ciudad balnearia de Punta del Este se llama «Gorlero». Es un homenaje al inmigrante genovés Juan Bautista Gorlero (1849-1916), que llegó a ser el primer intendente (alcalde) del departamento de Maldonado, donde está enclavado ese balneario internacional del atlántico uruguayo.

El Cementerio Central de Montevideo, declarado «Patrimonio Histórico Nacional», está en camino de convertirse en un nuevo referente para investigadores, seguidores del llamado «arte funerario» y curiosos.

Las visitas guiadas se realizarán al atardecer, luego del cierre del cementerio, «para evitar interferir en los sepelios» y, además de las conferencias de los guías, «se intervendrá el espacio con música en vivo e iluminación especial». Pero «no se trata de montar un show sino de realizar una respetuosa y delicada ceremonia cultural y artística», aclaran los funcionarios municipales.

 

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