Un antiguo templo faraónico preocupado por la falta de turistas
En Luxor, antiguo hogar de los farones egipcios, los turistas desaparecieron el 25 de enero de 2011, cuando el viento de la «Primavera Árabe» sopló sobre Egipto y derrocó a Mubarak.
En Luxor, ciudad de 500.000 habitantes a orillas del Nilo, todas las familias dependen totalmente o en gran parte del turismo. [ Ver fotogalería ]
La Navidad en Egipto ya no es igual para Salah, un egipcio de 51 años que antes se ganaba la vida paseando en su calesa a los turistas por los tesoros faraónicos del Alto Egipto en Luxor. Este hombre, vestido con la tradicional galabiya, se pregunta ahora cómo alimentar a sus hijos, porquelos turistas desaparecieron el 25 de enero de 2011 cuando el viento de la primavera árabe sopló en Egipto llevándose a su paso al ex presidente Hosni Mubarak.
«Antes yo ganaba entre 2.000 y 3.000 libras (200 o 300 euros) por mes. Ahora, cuando tengo 10 libras en el bolsillo, estoy contento«, afirmó este conductor de carretas, padre de cuatro niños. En Luxor, ciudad de 500.000 habitantes a orillas del Nilo, todas las familias dependen totalmente o en gran parte del turismo, un sector que representaba el 11% del PIB y daba trabajo a más de cuatro millones de egipcios hasta hace poco, informa AFP.
No obstante, los afortunados días en los que 10.000 personas visitaban el Templo de Karnak o el Valle de los Reyes están ya lejos. En este período de vacaciones, los turistas del zoco se cuentan con los dedos de una mano, mientras decenas de otros pasean por el templo de la reina Hatshepsut, que reinó en Egipto hace 3.500 años.
Donde apenas hace tres años era complicado abrirse camino, ahora sólo se ven algunas siluetas entre las imponentes columnas, que en la mayoría de los casos, corresponden a los desocupados guías.
LUXOR, CIUDAD FANTASMA
Luxor es hoy una ciudad fantasma: el aeropuerto se encuentra desesperadamente vacío, las calesas y los taxis permanecen estacionadas delante de los hoteles donde nadie desciende. La revolución de enero de 2011 afectó gravemente al turismo, pero el golpe de gracia llegó este verano. El derrocamiento del presidente islamista Mohamed Mursi por el ejército y la violenta represión contra sus partidarios hizo que la mayoría de las capitales impusieran restricciones drásticas de viaje a sus ciudadanos.
En Luxor, los guías y los vendedores acusan a Mursi y a su cofradía de los Hermanos Musulmanes de provocar la huida de los turistas. Para encontrar la estabilidad, todos esperan sólo una cosa: el final de la transición prometida por el ejército con la convocatoria de elecciones a mediados de 2014.
La vicecónsul honoraria de Francia en Luxor, Marie-France Gerber, que reside desde hace 14 años en Egipto, observa «una pobreza nunca vista», incluso pese «a la flexibilidad de las restricciones desde hace algunas semanas». Mientras tanto, el gobernador de Luxor, Tareq Sadedin, se muestra por su parte optimista. «Hace tres meses la tasa de ocupación era inferior al 1%, ahora alcanza el 18% y aumenta«.
En el zoco, los pocos vendedores que aún abren sus tiendas rechazan estas cifras y muchos aseguran no haber vendido nada en meses. Para atraer a los pocos turistas, todos muestran sus pequeños objetos decorativos y algunos incluso bromean. «¡Aquí es tan barato que puedes incluso comprar regalos para la gente que no quieres!«, exclama uno de los vendedores.
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