VIAJEROS
En el corazón de África (parte 2): Lago Naivasha y Lago Nakuru
Por Sofía Prado | Salvaje, libre de mapas y de esquemas que nunca son los mismos. Viajamos esta vez a tierras africanas, a Kenia y a Tanzania, para dejarnos sorprender y maravillar cada día por lo desconocido, por la espontaneidad de la naturaleza. Fotos.
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[Lea acá la primera parte de la serie En el corazón de África: Maasai Mara]
Se preguntarán porque nos fuimos de Maasai Mara, y la verdad es que Kenia cuenta con veintitrés parques nacionales donde la fauna y flora nos permiten escenarios renovados de la vida natural con diversas experiencias. En Lago Naivasha nuestro ranger nos guió hacia un puesto de canoas, una nueva alternativa de hacer un safari para descansar del jeep. Navegar en uno de los humedales más grandes de África rodeados de hipopótamos no tiene comparación alguna, tan lejos como cerca estos animales bostezan y pelean entre si sin sacar su cuerpo del agua. Sus ojos nos observan desde apenas unos milímetros de la superficie. Por momentos no puedo imaginar lo grandes que son, cuesta dimensionarlo si solo vemos sus diminutos ojos y orejas. Pero cuidado. Algunos locales los llaman los mas peligrosos de las selva, capaces de comerse de un bocado a cualquier curioso por mas de que su dieta sea vegetariana.
El viaje continua, con la canoa bordeamos la isla de Crescent, donde la vida salvaje se abre entre montañas desprovistas de depredadores. Una verdadera belleza de la naturaleza. En este escenario se ha rodado ni nada mas ni nada menos que memorias de África, película de Sydney Pollack, donde tal vez despertó el interés de muchos a conocer estas tierras.
A lago Nakuru llegamos por la tarde. Habíamos visto centenares de fotografías en google donde mostraban miles de flamencos rosados como estrellas del parque. Y era nuestra principal búsqueda en este recorrido. Pero una pequeña sorpresa nos tenia preparado nuestro guía para entonces, una nueva modalidad de safari para volver a desafiar nuestras experiencias, un safari a pie hacia las orillas del Nakuru. Si a pie, una propuesta nueva para dejarnos sentir la verdadera grandeza de los parques nacionales. El corazón nos palpitaba fuerte, y los ojos desesperados chequeaban en cada recoveco intentando estar alertas a un posible depredador. Pero tranquilos, rangers dedicados solo al cuidado de las personas nos escoltaron en todo momento hacia las orillas de una de las vistas mas bonitas de África donde no solo pudimos ver una marea de flamencos rosa tiñendo las aguas sino que hasta olerlos, escucharlos despertando nuevas sensaciones. Sin embargo, como todo en estas tierras, los itinerarios suelen sorprendernos.
Camino de regreso al jeep caímos en una especie de agujero en la tierra, pero no no era un agujero, era una huella y enorme. Los ranger se hablaron entre si y rápidamente nuestro guía vino a inspeccionarla –Hay rinocerontes cerca- afirmó entre sonrisas. Y pues claro que valía la pena sorprenderse, los rinocerontes son tal vez los más difíciles de ver hoy en día. Con una perdida de población de 20.000 rinocerontes a solo 400 gracias a la caza furtiva, hoy en día son la población con más peligro de extinción de todo el continente. Nos subimos nuevamente al jeep y nos alejamos de las orillas del lago, el silencio había vencido por fin a estos viajeros que entremezclados con adrenalina estaban a punto de ver, a mi parecer, uno de los animales más alucinantes del planeta tierra. Y de pronto, los pastizales se abrieron en dos, adulto y su cría nos brindaban no solo una postal victoriosa de estos animales sino que incluso la esperanza de la vida renovándose, apostando a este ciclo sin fin que es mas valioso e impactante de lo que imaginamos.
Continúa…
(*) La autora es Sofia Prado, una fotógrafa documental que hace unos años comenzó un proyecto sobre experiencias alrededor del mundo. Este año, junto con
www.somosmundo.com y www.kobo-safaris.com organizó una expedición para amantes de la naturaleza y fotografía.