Dorada Bariloche

Para muchos la mejor época para visitar Bariloche es el otoño. Por el festival de ocres, amarillos y dorados de los bosques, en contraste con el blanco eterno de la nieve que relumbra en las cumbres montañosas.

Para el principiante y para el reincidente, el primer paseo recomendado al llegar a la ciudad es el tradicional Circuito Chico, que parte del centro por la Av. Bustillo, y va bordeando el lago Nahuel Huapi. Pasa por la casa de los pioneros, el club Náutico y el barrio Melipal. Pero el paisaje comienza a cambiar a medida que avanzan los kilómetros cuando la belleza del lago encandila las retinas, y el paisaje se cubre de cipreses, coihues, ñires y maitenes.

El Cerro Campanario aparece en el kilómetro 17 y el viaje continúa hasta la península de Llao Llao, con el histórico hotel, Puerto Pañuelo y la capilla de San Eduardo.

Otro de los clásicos es la recorrida por los Siete Lagos, camino que coincide con la RN 234 y acerca a los lagos Espejo, Correntoso, Escondido, Falkner, Villarino, Hermoso y Machónico. Se puede pasar la noche en Villa La Angostura y San Martín de los Andes o regresar por Junín de los Andes y Alicurá.

En los últimos años, desembarcaron en Bariloche chefs que apuestan por la cocina fusión con ingredientes autóctonos como strudel de cordero con hierbas frescas o lomo con salsa de hongos de ciprés. Los clásicos siguen vigentes: cordero, fondue, truchas y chocolate.

Publicado por Valeria Vizzon para diario PERFIL.