COLOMBIA

Por las calles de la rejuvenecida y vibrante Bogotá

Por The New York Times | Con bellezas bicentenarias, la capital colombiana vuelve al radar de los viajeros. Carlos Vives suma su propio antro de cumbia y vallenato. Y para experiencias fuertes, el licuado de cangrejo pro virilidad.

Con bellezas bicentenarias, la capital colombiana vuelve al radar de los viajeros. A la vieja alcurnia de La Candelaria, el cantante Carlos Vives suma su propio antro de cumbia y vallenato. Y para experiencias fuertes, el licuado de cangrejo pro virilidad. Foto: The New York Times [ Ver fotogalería ]

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Por Nell McShame Wulfhart (The New York Times / Travel)

En estos días, Bogotá está reapareciendo en el radar de los viajeros, gracias a su mejor seguridad, y a una explosión culinaria. Visitar Bogotá ahora significa dejar atrás ideas anticuadas sobre Colombia, como las guerras contra el narcotráfico y los mafiosos. Actualmente, esta ciudad exuda vitalidad. Empiece con la tradición, probando el plato clásico de Bogotá en La Puerta Falsa, un restaurante nada pretencioso que desde 1816 sirve humeantes tazones de ajiaco en La Candelaria, el barrio histórico de Bogotá.

El ajiaco, que es un abundante tazón de sopa elaborada con pollo y tres tipos de papas (COP 18.900, o US$ 6 a un tipo de cambio de 3.141 pesos colombianos por dólar), se sirve con una guarnición de palta, choclo, alcaparras y una cucharada de crema. Viene adornado con guascas, una hierba colombiana, y es perfecto para calentarse en una lluviosa tarde de Bogotá. Las calles de La Candelaria rebosan de edificios coloniales, cafeterías de moda y bares de estudiantes.

Empiece en la Plaza de Bolívar, llena de palomas y rodeada por cuatro destacados ejemplos arquitectónicos: el Ayuntamiento, las neoclásicas sedes del Congreso, la Corte Suprema y la Catedral Primada del siglo XIX. Deténgase a tomar un café (US$ 1) en La Peluquería, una colorida cafetería-peluquería-tienda donde se reúnen los hipsters de la ciudad; los granos de café son de Azahar, perteneciente a la nueva generación de compañías locales de café fino de Bogotá. Camine por la Calle 11 hacia el Museo Botero (entrada gratuita), que alberga una impresionante colección de pinturas de Fernando Botero, el artista visual más famoso de Colombia.

Termine la visita a La Candelaria con un tazón de chicha, bebida algo alcohólica elaborada con maíz, que se sirve en los bares de la Calle del Embudo. El popular cantante colombiano Carlos Vives es el dueño de Gaira Café Cumbia House (admisión, US$ 3,2), un ecléctico restaurante-bar que cuenta con su propio escenario para escuchar una alegre combinación de vallenato y cumbia de las regiones costeras de Colombia, además de la presencia ocasional del propio Vives. La comida es de la costa de Colombia, con platos como filet de pescado asado estilo Cartagena y arroz con coco (para dos, US$ 51).

Únase al Bogotá Graffiti Tour (gratis), un recorrido a pie de dos horas y media para conocer lo más distintivo de la ciudad. Los murales del artista Bastardilla reclaman por los derechos de la mujer, y las coloridas obras de Guache, demuestran influencia indígena. Después del tour, regrese a la Calle 20 y entre en Ricardo Corazón de Papel para comprar libretas con portadas estampadas con motivos nativos.

Para conocer la nutrida oferta de frutas y verduras colombianas está el mercado Paloquemao. Si es valiente, pruebe jugo de borojo y cangrejo, un licuado de fruta típico del campo que se hace licuando cangrejos vivos de río y se supone que fomenta la virilidad. Luego explore Chapinero, un fascinante y extenso vecindario céntrico, donde comprar productos de diseñadores locales.

Las noches templadas de Bogotá se disfrutan cenando en el patio de Bruto, el restaurante del chef Felipe Arizabaleta, que ofrece comida española. Desayune al estilo Bogotá en la Pastelería Florida, un favorito entre los residentes locales, para probar panes con queso recién horneados y chocolate caliente. La decoración es informal, aunque, como sucede en todos los restaurantes de Bogotá, el servicio es encantadoramente formal. Los domingos por la mañana, varias avenidas están cerradas al tráfico y dominadas por corredores y ciclistas. Llegue al Museo del Oro (gratis los domingos) para admirar la exquisita joyería de oro elaborada por la población indígena precolombina.

 

Un comentario en “Por las calles de la rejuvenecida y vibrante Bogotá

  1. ALDO C SAN ROMAN | 27/12/2015 | 15:43

    Muy interesante el artículo. Habrá que arrimarse a probar las comidas y sus costumbres.
    El temor es la inseguridad (patrimonio de Sudamérica) pero el que no arriesga no gana.

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